LA CULPA, UN SENTIMIENTO DEMOLEDOR
¿Por qué me siento culpable a menudo? ¿Soy peor que el resto? ¿Qué me pasa? ¿Qué está detrás de la culpa?
He de deciros que en todas las terapias de coaching, el sentimiento de culpabilidad es el que más aflora entre nuestros pacientes… ¿Queréis saber por qué? Leed atentamente, os podemos ayudar…
El término de culpa va ligado a la “mala gestión” emocional sobre nosotros mismos, seguro que sabéis de lo que os hablo.
Seguro que os habéis sentido culpable más de una vez… nos vienen pensamientos a la cabeza de por qué no hice esto, o por qué no hice aquello… Y si lo hubiese hecho… y es aquí cuando empezamos a “enredar” a nuestra mente pensando en el famoso “y si…”.
Es aquí cuando empezamos a SER malas copias de nosotros mismos. Y digo malas copias, porque dejamos de hacer o decir lo que realmente queremos, para decir o hacer lo que los demás quieren escuchar o ver.
Ahora bien, hagamos un parón en este artículo, cerremos los ojos y preguntémonos a nosotros mismos… ¿es esto estrictamente necesario? ¿Por qué siento que tengo que complacer a los demás cuando con quien realmente convivo es conmigo mismo? ¿es necesario sentir ese sentimiento de culpabilidad por decir que no?
La culpa es algo que interiorizamos desde nuestra infancia y es a partir de nuestra edad más adulta cuando empezamos a aprender a gestionarla como personas “independientes”. El problema es cuando no queremos salir de ese estado de confort que interiorizamos en lugar de ir más allá.
Lo interesante y verdaderamente sanador es profundizar en ese sentimiento de culpa, saber que es lo que has hecho, el lugar desde donde lo haces, la intención, conocerte y asumir como eres y desde allí evaluar si realmente podrías haber hecho algo diferente, si realmente el resultado solo depende de ti.
Al hacer este trabajo de introspección podremos ser conscientes de cómo hemos manejado la situación y hasta donde está delimitada nuestra responsabilidad, en el supuesto de que si hubiéramos podido hacer algo más, algo diferente, la opción es aprender de la experiencia para futuras situaciones y solucionarla de forma responsable. En el caso de que no pudieras hacer nada diferente, asumir tu decisión y asumir la decisión de los demás.
Esto implica un grado de maduración y por tanto de responsabilidad sobre tus actos. Porque detrás de la culpa, no hay más que responsabilidad. Sentirse responsables de lo que hacemos, sentimos o decimos. No podemos vivir cargando un sentimiento tan demoledor como es la culpa. Cuando alcanzamos ese grado de maduración, es cuando decidimos sentarnos con nosotros mismos y trazar un camino a la felicidad. Un camino alternativo por el que tirar, asumiendo y pidiendo perdón por lo que haya podido pasar en el pasado, hacernos responsables de nuestros actos y por ende de nuestras vidas.
Llegados a este punto, es cuando comenzamos a darnos cuenta de que podemos ser más felices sin cargar con el lastre de la culpabilidad. Empezamos a sentirnos libres, liberados y perdonados por nosotros mismos, y es cuando comenzamos a aprender de nuestros errores.